La razón del etnoecodesarrollo.

Las argumentaciones epistemológicas sobre la consideración de este concepto como una definición integradora tienen raíz en los análisis que se hacen de los diferentes conceptos que la integran, de forma separada; haciendo un análisis también, de las falencias que cada concepto deja frente a los procesos de las comunidades indígenas del país y sus planes de vida.

Así, el término ecodesarrollo (Sachs, 1981) busca definir la co-evolución entre el campesinado, su forma de vida y la naturaleza, la relación con su entorno social y económico pero bajo la mirada profunda de un conocimiento funcional y equilibrado de los ecosistemas que él interviene. Según su argumentación, son dos principios básicos los que rigen el término: un acceso social equilibrado a los recursos en el presente y una responsabilidad  evolutiva natural a futuro con la misma naturaleza y con los seres humanos que deban hacer uso de los mismos mañana en condiciones similares.

La concepción de Sachs (1981) plantea actividades desde diferentes disciplinas, y termina dándole las bases a la Agroecología para que surja con fuerza en los espacios campesinos, al concebir un nuevo formato de intervención del medio ambiente desde consideraciones culturales propias de la región, el uso de tecnologías de mínimo impacto, energías renovables, valoración del desarrollo de técnicas locales propias de las culturas que intervienen, etc., para responder a la crisis de la modernidad en el uso eficiente y equitativo de los recursos naturales.

El concepto ecodesarrollo sin embargo, no examina los ejercicios ancestrales históricos de la presencia de pueblos aborígenes en el territorio, donde los modelos de mercado, comercio, dinero, precio no representan un valor protagónico; ejemplo de ello son los indígenas del pacífico colombiano en la región del Departamento del Chocó en Colombia, en donde las valoraciones extrasensoriales, supra-naturales, de creencias espirituales, están ligadas directamente con su mundo, un mundo enteramente natural; donde su espiritualidad está obligadas a sus congéneres, ya sean animales o plantas unidos a los espíritus que según sus creencias cada uno de ellos contiene. Adicional, en esta zona lo que se menciona no solo pasa con los indígenas, también las comunidades afrodescendientes que habitan el territorio.

En palabras simples y a modo de ejemplo, se podría decir que: una disposición biológica, agropecuaria o alimentaria no es suficiente para desentramar los procederes de una comunidad indígena en su toma de decisiones sobre cuándo se consigue la comida,  determinando el momento en que se caza, o en el cuál se pesca, o se recolecta o se cosecha.

Esto, llevó a diferentes autores a plantear una concepción más elaborada para ajustarse a los faltantes del concepto de ecodesarrollo respecto a comunidades étnicas; introduciendo el concepto de etnodesarrollo, que Aravena (1992) define como: “Capacidad social de un pueblo para construir su futuro, aprovechando para eso las enseñanzas de su experiencia histórica y los recursos reales y potenciales de su cultura, de acuerdo con un proyecto que se defina según sus propios valores y aspiraciones”.

Un apoyo importante es la concepción de etnodesarrollo, que ajusta los faltantes del concepto de ecodesarrollo respecto a comunidades étnicas; es el concepto de etnodesarrollo, que Guillermo Bonfil (1995) define: “Si por etnodesarrollo se entiende el ejercicio de la capacidad social de un pueblo para construir su futuro, aprovechando para ello las enseñanzas de su experiencia histórica y los recursos reales y potenciales de su cultura, de acuerdo con un proyecto que se defina según sus propios valores y aspiraciones; entonces, el proceso de etnodesarrollo exige el cumplimiento de un cierto número de condiciones o requisitos de diversa índole. Aquí se abordarán algunas de tales premisas, las que caen en el orden de jurídico y político, y las que atañen al ámbito de la organización social.”

También es válido el aporte que se hace desde la etnoecología, que Toledo (2002) define como el estudio de los sistemas de conocimiento, prácticas y creencias que los diferentes grupos humanos tienen sobre su medio ambiente. Y que para este caso compone un campo de estudio que aporta elementos sustanciales para un desarrollo endógeno más ajustado desde las comunidades indígenas del país.

La consideración de que el término a usar era el de etnoecodesarrollo; se toma por su pertinencia y universo conceptual integrador, por ser innovador en las apreciaciones culturales y ancestrales, por la validación del conocimiento local como un conocimiento válido y científico, por el rescate inminente que se deben dar de los imaginarios colectivos de estrategias, manejos, valores y saberes locales para su propia organización (Leff, 2000).  Así mismo, porque este toma fundamentos de los enfoques, metodologías, herramientas y apreciaciones de las definiciones de etnodesarrollo, etnoecología y ecodesarrollo, llevando el contexto mucho más allá de los ya considerados. En otros términos; una construcción desde las etnociencias desde los principios de la diversidad cultural y de las formas diferenciadas de apropiación de la naturaleza (Leff, 2000).

Un fundamento para el valor, una razón de no usar el dinero en comunidades étnicas.

El creer que se puede incluir a las comunidades indígenas en los modelos económicos del resto no étnico de la población colombiana es una consideración que presenta grandes dificultades para poder ajustarse en los registros que se deben hacer de este modelo económico; ya que las comunidades indígenas no tienen preceptos y ni conceptos de contabilidad, no hacen registro de gastos ni de presupuestos financieros; ellos solo saben entender el referente del precio de algunos productos, sin poder identificar los procesos de valor que ellos normalmente imaginan en sus zonas de vida. Es decir, no valoran lo que puede significar la adquisición de un producto que puede afectar su vida, la vida comunitaria, las zonas naturales de sus territorios, etc., porque en su imaginario aproximan el proceso de comprar y de vender a los intercambios que ellos hacen con otras comunidades en su territorio, con los procesos naturales y al interior de su comunidad con sus congéneres.